Mejor no tengan sobrinos. A mí uno de los míos ya me ha dado el tranque dos veces. Dos sábados que me he deslomado a hacerle de comer para la visita (incluida horrible incursión a Alcampo un sábado a las 15.00: a pesar de que no es principios de mes las cajas siguen abarrotadas a esa hora) y luego no aparece, y me lo tengo que comer yo todo. Que se joda.
La próxima vez, aunque venga, ni a una cerveza le invito. Qué egoístas son. Sólo vienen por el interés de hacer una consulta sentimental, y como ya no les hace falta la consulta porque en vez de darse el filete con la gordita friki, se tiraron a la niña pija con cara de besuga , pues ya, aunque tenga que ir al concierto de Sabina, pues no me paso por tu casa, tío, que me da pereza. En fin, él está gordo y calvo y viejo, y se acabará casando con una vaca danesa. Que se joda, repito.
Yo he ido rebajando poco a poco a mis sobrinos a la categoría de mierda-pinchá-nunpalo. Cuando son pequeños son lindos, pero a medida que crecen se convierten en un compendio de los defectos de sus padres. Máquinas egoístas de joderte la vida, es lo que son. Esta enfermedad de odiar a - y ocuparse de - los sobrinos, se combate teniendo hijos.
Supongo.